Real Counseling- Consejería Real

I am reading a very small group from my favorite writer, guess who? yes!! you got it!! Henry Nouwen titled "The Dance of life, weaving sorrows and blessings into one joyful step" I am devouring it. It is speaking so much to my heart than when I go and have a conversation with God, His words become alive. A couple moths ago I heard the complaint of a lady, who has been in the journey of Christ for more than six years, resounding into my ears: "we need more counseling". This is exactly what we expect from our pastors or mentors to give us directions, to take away our pain, to help us live a fulfilling life. But the definition of what is a minister according to Nouwen differs from what we would like for a minister to be, he said, "A minister is not a doctor whose primary task is to take away pain. Rather, he deepens the pain to a level where it can be shared. It is a minister who has come to terms with his own loneliness and is at home in his own house, is a host who offers hospitality to his guest. He gives them a friendly space where they may feel free to come and go, to be close and distant, to rest and to play, to talk and to be silent, to eat and to fast. The paradox indeed is that hospitality asks for the creation of an empty space where the guest can find his own soul" We need to find our counsel, direction, fulfillment not in the words of our pastor, teacher, and friend; but in solitude with God, our Abba. Everything and everybody else are just instruments for us to find us and find God in our own journey, our own soul. Community is formed when people are willing to deepen into their own pain and share it to each other, "what is forgotten is unavailable, and what is unavailable cannot be healed. We are healed first of all by letting, our memories, be available, by leading then out of the corner of forgetfulness and by remembering them as part of our life story.

Estoy leyendo un libro muy pequeño de mi escritor favorito, ¿adivinen quién? ¡Exacto! ¡le atinaron! El Padre Henry Nouwen, se titula: “La danza de la vida” Me lo estoy devorando. Esta hablando tanto a mi corazón que cuando tengo una conversación con Dios, Su palabra se aviva. Hace unos meses escuche la queja de una señora, que ha estado en esta jornada en Cristo por más de seis años, resonando en mis oídos: “Necesitamos consejería”. Esto es lo que exactamente esperamos de nuestros pastores, mentores, que nos den dirección, que nos quiten el dolor de nuestra vida, que nos ayuden a vivir una vida plena. Pero la definición de lo que es un ministro de acuerdo a Nouwen es totalmente diferente a lo que nos gustaría que un ministro fuera para nosotros, él dijo: “Un ministro no es un doctor quien principalmente se dedica a quitar el dolor. Es mas, él profundiza en el dolor hasta que llegue al nivel en donde éste pueda ser compartido. Es un ministro que ha entendido su propia soledad y es en casa en su propio hogar, es un anfitrión que ofrece hospitalidad a sus invitados. Él les da un lugar amigable donde se puedan sentir libres de ir o venir, de estar cercanos o distantes, de descansar o de jugar, de hablar o de callar, de comer o ayunar. La paradoja es que la hospitalidad crea un lugar vacio en donde el huésped encuentra su propia alma”. Necesitamos encontrar nuestro consejo, nuestra dirección, nuestra plenitud no en las palabras de un pastor, un maestro, o un amigo; pero en la soledad interior con Dios, nuestro Abba. Todo lo demás y toda otra persona son solo instrumentos para que nosotros podamos encontrarnos y encontrar a Dios en nuestra propia jornada, en nuestra propia alma. Comunidad se forma cuando la gente esta dispuesta a profundizar en su propio dolor y compartirlo con los demás “lo que se olvida no se alcanza, y lo que no se alcanza no puede ser sanado. Somos sanados cuando ponemos nuestras memorias a la disposición de otros, sacándolas de la esquina del olvido y recordándolas como parte de nuestra historia”(The Living Reminder, Nouwen)